domingo, 26 de junio de 2016

PARA SEGUIR VIVIENDO

PARA SEGUIR VIVIENDO

Corazón mío,
cíñete a la Belleza que eterniza los días.
Asciende a la alegría al  invadir tu boca
con la lucidez caliente de la risa.
Acuérdate de la dulzura
cuyos lamidos fecundos pueden ser inagotables.
Pon en tus labios
el cuerpo fascinante
de la poesía invisible de las cosas.
Entra en la marea en donde habita el deseo,
como cobijo prohibido de las aguas salvajes.
Cubre tu piel, una vez más,
con terciopelos de ternura.
Contágiate de la serenidad de las palpitaciones del bosque
que restauran su paz
en el espacio de libertad donde acaban las fronteras.
Dime qué nombres viven
entre los líquenes benignos de las venas,
qué palabras en blanco hablan de mí,
con labios que todavía responden
al sabor de unos párpados.

Corazón mío,
háblame del amor invencible,
del destino inevitable del enigma,
donde yo existo más.
Donde yo existo.

                                             Yolanda Gélices

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